Según un informe que realizó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, CAME, en las Capital Federal, en un año, se instalaron 62 nuevas ferias “La Saladita”. El relevamiento indica que en julio del 2011, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sólo había 30 puestos y el año pasado la cantidad de puestos ilegales tipo “Saladita” paso de 46 a 108. Lo que muestra que nuestro país no es ajeno a lo que sucede en Latinoamérica, donde la economía informal cada vez mueve más dinero y gana espacio.
Las ferias denominadas “Saladitas” en la República Argentina ya suman 4.778 puestos y del informe de la CAME se trata de un fenómeno que está en franca expansión económica. Ya que estimaron que en diciembre de 2012 las Saladitas porteñas facturaron unos $390,7 millones, significando un 187% más respecto del año anterior. Pero si además, de las ferias se suman las ventas de los 9.439 puestos ilegales que se ubican en las veredas, el mercado informal movió $576,4 millones solamente en diciembre pasado.
Floresta es uno de los barrios porteños más elegido para instalar estos puestos, tiene 2.001 en 73 establecimientos. Otro es Once con 17 predios que nuclean a 1.346 locales y le sigue los alrededores de la Estación Retiro donde funcionan 3 ferias, con 207 puestos.
En cuanto a los manteros, la calle Avellaneda continua siendo la más poblada con el 35.9% de los manteros que se encuentran en la Ciudad de Buenos Aires, con 1.674.
Continua la zona de Liniers con 621 manteros, donde se concentra el 13.3% de los manteros de la Capital Federal.
Once es la tercera zona con mayor cantidad e manteros con 595 puestos, concentrando el 12,8% de manteros de la Ciudad.
Desde CAME indican que estos paseos de compra precarios e ilegales cada vez más copan la Ciudad, con los últimos que abrieron en diciembre pasado ya suman 108 que trabajan libremente y fuera de los controles y regulaciones de la Ley, representando una competencia desleal con el resto de los comercios. Pagando alquileres bajos, evaden impuestos, no cumplen con las normas de seguridad e higiene y por lo general venden productos que provienen de contrabando o talleres clandestinos.
El informe detalla que si bien algunas Saladitas se observa una leve mejoría en la formalización de los vendedores, en la mayoría de los predios prevalece la informalidad, la ilegalidad y la falta de cumplimientos de normativas de seguridad e higiene básicas.
Mientas que el Diario Clarín publica que desde el Gobierno porteño aseguran que estos establecimientos son controlados y la Agencia Gubernamental de Control porteña indicaron que: «Durante el año pasado realizamos 75 inspecciones a las Saladitas o paseos de compras de las cuales siete fueron clausuradas, en todos los casos por fallas de seguridad o higiene. Además, se labraron un total de 23 actas por distintos tipos de infracciones».
Además, indicaron que desde este año estos tipos de ferias serán incluidas en el esquema de «Auditorías Integrales Programadas», mediante el cual cada comercio recibe una inspección integral acordada previamente, en la que se les exige que cumplan con un chek-list entregado antes del control.
