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Prevención del Sarampión

En Sudáfrica se desató últimamente un brote de Sarampión y es por eso que las autoridades sanitarias argentinas emitieron un alerta preventivo sobre la necesidad de intensificar las acciones de vigilancia y el fortalecimiento de las medidas de prevención y control ante casos sospechosos. Se debe tener en cuenta que la enfermedad del sarampión es un virus que produce erupción, tos, goteo nasal, fiebre, irritación de los ojos, y potencialmente grave, transmisible y extremadamente contagiosa. En Sudáfrica se desataron brotes de sarampión y por ese motivo las autoridades sanitarias deben extremar los cuidados, fortaleciendo todas las medidas de prevención  y de control ante cualquier caso que se presente sospechoso. El sarampión es una enfermedad vírica aguda, potencialmente grave, transmisible y […]

En Sudáfrica se desató últimamente un brote de Sarampión y es por eso que las autoridades sanitarias argentinas emitieron un alerta preventivo sobre la necesidad de intensificar las acciones de vigilancia y el fortalecimiento de las medidas de prevención y control ante casos sospechosos. Se debe tener en cuenta que la enfermedad del sarampión es un virus que produce erupción, tos, goteo nasal, fiebre, irritación de los ojos, y potencialmente grave, transmisible y extremadamente contagiosa.

En Sudáfrica se desataron brotes de sarampión y por ese motivo las autoridades sanitarias deben extremar los cuidados, fortaleciendo todas las medidas de prevención  y de control ante cualquier caso que se presente sospechoso.

El sarampión es una enfermedad vírica aguda, potencialmente grave, transmisible y extremadamente contagiosa.

Se trata de una enfermedad viral aguda, de mucha gravedad, transmisible y extremadamente contagiosa. Las manifestaciones clínicas son: fiebre, conjuntivitis, coriza, tos con triple catarro, exantema manifestada como las manchas de Koplik,  típico pero que no está presente en todos los casos, y erupción generalizada centrífuga, con espacios de piel sana que comienza en la cara, en la zona retroauricular y desciende al tronco y por último, a los miembros.

Pasado entre unos 5 a 7 días se ve una descamación furfurácea. Las complicaciones pueden ser por el mismo virus o por una sobreinfección bacteriana, e incluyen diarrea, otitis media, neumonía (es la causa mas común de muerte) y meningoencefalitis.

La enfermedad se transmite fundamentalmente de persona a persona, a través de la diseminación de gotitas de Flügge (a través del aire). La presencia de aerosoles permite la transmisión aérea en lugares cerrados, como pueden ser los consultorios e internaciones.

El período de incubación dura aproximadamente unos 10 días, variando entre 7 a 18 días desde la exposición hasta el comienzo de la fiebre, y unos 14 días hasta que aparece la erupción. El riesgo al contagio es a las personas que no hayan padecido la enfermedad o que no se hayan inmunizados.

No existe específicamente un tratamiento, más que el aislamiento. Los niños sospechados de tener la enfermedad, no deben concurrir a las escuelas hasta una semana después de la erupción. En los hospitales el aislamiento respiratorio debe ser estricto.

La prevención se basas fundamentalmente, en la vacunación oportuna de la población susceptible. Realizar acciones de bloqueo ante la aparición de casos sospechosos, dentro de las 72 horas de captado el caso, a todos los contactos desde los 6 meses de edad a 40 años, y a todo aquel mayor de esta edad que manifieste no haber padecido la enfermedad.

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