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Buenos Aires libre de humo

El  Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, mediante el Decreto Nº 1.626 se igualo a la Capital Federal, a partir de la semana pasada el humo queda en las veredas se prohíbe fumar en lugares públicos. Reglamentó la ley antitabaco y no se puede fumar en ningún espacio cerrado de acceso público, ya sea oficial o privado. Quedan incluidos bares, shoppings, cíber, terminales de ómnibus de mediana y larga distancia; instituciones deportivas y gimnasios, etc. El Gobierno bonaerense con la Ley antitabaco tiene la intención de generar espacios libres de humo, entre los puntos más importantes se resaltan que queda terminantemente prohibido el consumo de productos elaborados con tabaco, tanto en espacios públicos cerrados como en privados de acceso […]

El  Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, mediante el Decreto Nº 1.626 se igualo a la Capital Federal, a partir de la semana pasada el humo queda en las veredas se prohíbe fumar en lugares públicos. Reglamentó la ley antitabaco y no se puede fumar en ningún espacio cerrado de acceso público, ya sea oficial o privado. Quedan incluidos bares, shoppings, cíber, terminales de ómnibus de mediana y larga distancia; instituciones deportivas y gimnasios, etc.

El Gobierno bonaerense con la Ley antitabaco tiene la intención de generar espacios libres de humo, entre los puntos más importantes se resaltan que queda terminantemente prohibido el consumo de productos elaborados con tabaco, tanto en espacios públicos cerrados como en privados de acceso público; multándose a toda persona que contravengan la norma y, además, se creará el Programa Provincial de Prevención y Lucha Contra el Consumo de Tabaco.

Por medio de la norma se impide, el consumo de tabaco  en lugares cerrados dependientes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; entes descentralizados y autárquicos –con o sin atención al público– y transportes de pasajeros que circulen en territorio de la provincia de Buenos Aires.

La restricción cae también en restaurantes, bares, confiterías y casas de lunch; cíber; shoppings o paseos de compras cerrados; salas de teatro o cines; cabinas telefónicas, recintos de cajeros automáticos, terminales de ómnibus de mediana y larga distancia; instituciones deportivas y gimnasios.

Lo mismo que sucede en la Ciudad Autónoma, la disposición limita la presencia de tabaco en los espacios compartidos, pero contempla la existencia y habilitación de zonas especiales para fumadores, siempre y cuando se trate de que sean espacios cerrados de acceso público debidamente separados y con un sistema de ventilación adecuado, cuya superficie tendrá que ser igual o superior a los 100 metros cuadrados. La medida deposita la autoridad de aplicación en manos del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.

Según publicación del diario Página/12 la coordinadora nacional de la Alianza Libre de Humo de Tabaco Argentina, ALIAR,Verónica Schoj, manifestó  que: “la solución no está en reglamentarla sino que es necesario y urgente que la normativa se convierta en una ley ciento por ciento libre de humo”. Para Schoj, quien además es consultora de la Fundación Interamericana del Corazón –una ONG con sede en Estados Unidos que promueve el control del tabaco y trabaja en la prevención de las enfermedades cardiovasculares–, la ley impulsada desde la provincia de Buenos Aires “es la muestra del exitoso lobby promovido por la industria de las tabacaleras, es funcional a los intereses de este sector, pero no se preocupa por la salud pública. Sin ir más lejos, el sitio web de Nobleza Piccardo salió a festejar la nueva reglamentación”.

Aliar, advirtió el referirse a las áreas para fumadores, que las recomendaciones de instituciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, OMS, establecen que los ambientes ciento por ciento libres de humo son la única solución para enfrentar el problema que genera el tabaquismo. “Hay unanimidad científica en cuanto a que la separación de áreas para fumar no son soluciones aceptables, ni siquiera con una separación estructural, porque el aire de un compartimento se mezcla con el aire de afuera cada vez que las puertas se abren”, dijo. Schoj utilizó una metáfora para comprender la situación que presentan los lugares especiales para fumadores cuando pidió pensar en una piscina: “Sería como delimitar un sector para que la gente pueda hacer pis y otro donde eso esté prohibido; entonces resultaría imposible convivir en el mismo espacio sin que el agua se enturbie”.

Por último, Schoj estimó que una persona que trabaja ocho horas en un bar o en una sala de juego donde se permite fumar tiene un 25 por ciento más de posibilidades de contraer cáncer de pulmón, y un 30 por ciento de aumento de riesgo de sufrir un infarto de miocardio “sólo por haber inhalado, de manera crónica, humo de tabaco”.

Página / 12