Enrique Abatti, presidente de la Cámara de Propietarios de la República Argentina, CAPRA, e Ival Rocca, y vicepresidente del Centro Argentino de Derecho Inmobiliario y Propiedad Horizontal, CADIPH, cuestionaron a través de una columna del Diario Clarín un proyecto que fue presentado en el Congreso Nacional por el cual modificarían los contratos de alquileres, dándole al Estado además poder para regular los precios.
En el Senado de la Nación se presento un proyecto de Ley que le da poder al Estado para regular los precios y le permitirá intervenir en los contratos locativos urbanos de vivienda entre particulares.
Esta iniciativa toma como antecedentes un proyecto del año 2010 que fue presentado por la entonces senadora Teresa Quintela con aportes de la Unión Argentina de Inquilinos.
Enrique Abatti e Ival Rocca en la publicación del matutino cuestionaron el proyecto porque «no ha tenido en cuenta tanto a las instituciones que desde diversos ángulos y enfoques participan del derecho inmobiliario, como a las empresas e individuos que aportaron la enorme inversión en construcciones edilicias de los últimos diez años, tampoco a los juristas especializados». La iniciativa de 42 artículos se aplicaría incluso a los contratos vigentes al entrar a regir la ley, los cuales deberán adecuarse a sus previsiones, mediante juicio sumario, en defecto de acuerdo.
Entre las modificaciones esta la de elevar a 3 tres años el plazo mínimo locativo habitacional, cuando actualmente es de 2 años, e impone que los contratos deben celebrarse por escrito y ser intervenidos, homologados y registrados.
Según Abatti, el proyecto «golpea estrepitosamente al derecho de propiedad (artículo 17 de la Constitución Nacional) y rompe las reglas de mercado al poner topes máximos al alquiler y traducirlo en una alícuota del valor de reposición del inmueble, determinado oficialmente, auspiciando una inmediata retracción en la oferta de inmuebles en alquiler, que perjudicará a los propios inquilinos a quienes la ley aparentemente pretendería proteger».
* Además, limita los honorarios de los corredores inmobiliarios y dispone quien los pagará.
* Prohíbe cargar a los inquilinos los impuestos y tasas del inmueble.
Rocca agregó que: «Trae un intervencionismo fulminante del Estado en las locaciones al disponer que en garantía de la verificación de los contratos, el Estado los interviene efectuando las observaciones, recomendaciones, sugerencias, adecuaciones o correcciones que correspondan».
* Obliga, a que los contratos locativos sean homologados y registrados, creando un nuevo (multiplicado por 24 jurisdicciones) supe organismo burocrático, la Dirección de Viviendas Alquiladas.Para aplicar ley, se dispone que las provincias y la Ciudad de Buenos Aires creen sus respectivas unidades o dependencias internas.
* Crea nuevos registros públicos, de contratos de alquiler y de inmuebles de alquiler.
* Prórroga automáticamente todos los contratos vigentes por 18 meses a partir de regir la nueva ley, suspendiendo por el mismo lapso los desalojos con base en la finalización de dichos contratos.
Según destacan los inmobiliarios en la columna del diario: «Es un proyecto que además adolece de graves vicios jurídicos y perjudicará nuestra economía, pues afectará la construcción y el comercio, también excitará la corruptela e «influencias». Viene a desalentar aún más la sana economía negando el rol a las empresas, columna vertebral de los países y su importante misión en el crecimiento económico, pues enriquecen la Nación y promueven el trabajo y la producción genuinas»,»conduce a la quiebra de empresas y personas con activos inmobiliarios en alquiler y liquida a casi todas las empresas constructoras de inmuebles, las cuales seguramente desaparecerán del mercado por falta de inversores».
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